NO DEBI
Y si te enamoraste, quizás fue mi culpa, no debí amarrar tus manos con mis palabras, no debí alimentar tus esperanzas.
Mi corazón fue el sendero donde reposaste tus plegarias y mis oídos fueron tan solo tuyos, tantas noches, tantas mañanas.
No debí prestarme al juego de tus ojos enceguecidos de confianza, a tus labios exigentes de palabras.
Y si te enamoraste, quizás fue mi culpa, no pretendí penetrar tus entrañas, solo quise ser tu amigo, el ser de confianza.
Tu encanto encandiló mi aplomo, mi templanza y hoy estoy aquí recordando tus hazañas.
No llores amor mio, ángel de mirada clara, son cosas del destino: tu tienes marido yo por las noches abrazo mi almohada.
Autor: Gabriel Cuellar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjame tu devolución, es importante para mí saber si te ha gustado este trabajo: