Parte I
Extraviado
de mí, sin destino cierto
Golpeado en mi corazón
En mi orgullo de hombre
Así me hallaste aquella tarde de invierno
Falto de brazos suaves
De miradas y curiosidades
Invadiste mis espacios… Vacíos
De corazón, de hombre amante
Lentamente cruzaste los umbrales
El quejido de mis puertas oxidadas
El musgo de veredas verduscas
Y la claridad penetrante de tus ojos
Encendieron candelabros de noches
apasionadas
¿Cómo saberlo? Mujer piel de almendra
¿Cómo encontrar resistencia?, a tus besos
de zarzuela
De jazmines frescos, lirios y amapolas
Ávido de timidez, no pude dar el paso
Y cuando te tuve frente a mí, entre mis
brazos
Ganaste mi cuello, susurraste milagros
Cobijaste abandonos, sonrojaste misterios
Parte II
Así comenzó lo nuestro, no pude dejar de
mirarte
El cielo y la tierra se unieron a lo lejos,
y yo los vi
Juntos, cual relejo bajo la luz de la noche
En el oscuro claro lunar, de noches
enamoradas
Cuando tú llegaste, yo no sé si estaba
presente
Me había extraviado hacia un tiempo
Tanto que no recordaba amores de almendra
Así comenzó lo nuestro, esa tarde de
invierno
Cuando mi cuerpo acuso recibo, pero yo no
estaba presente
Fue la pasión, mi reflejo, alguna mirada
Que atendió tu pedido, que socorrió la
demanda
Parte III
Desbordado de sorpresa, Salí a buscarme esa
tarde
Noche, o madrugada, y recuerdo encontrarme
triste
Un banco, el frío, la helada
Y el corazón rojo de muerte, herido de
artimañas
Hable un tiempo conmigo mismo,
tiempo de cardos, secos de escarcha
El trámite fue rápido, y casi sin confianza
me dije:
“Levántate, anda”, y así fue
Y en un instante, yo que no estaba
Retomé el camino solo, lo recuerdo bien
Lo guardo en el alma, me ubique en mi
cuerpo, agudicé la mirada
Y cuando abrí mis ojos, ahí, ahí tú estabas
Extendiste tus manos, sujetaste mis
palabras
Y con la delicadeza de una dama, dijiste:
“Amor…
no busques mas, nos encontramos, tómalo con calma”
El amor suave y profundo reinante en el
aire
Junto a tu templanza, respondieron mi
pregunta
…esa noche, te ame junto a la luna
fascinada…
Y de fondo, Buenos Aires observaba.
Autor: Gabriel Cuellar
Autor: Gabriel Cuellar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjame tu devolución, es importante para mí saber si te ha gustado este trabajo: